lunes, junio 15, 2009

El señor de los anillos, por J. R. R. Tolkien

Un tipo ha perdido su anillo, y está buscándolo. Su mujer le ha pegado bronca, y el tío está de mal café. El individuo en cuestión, que responde al exótico nombre de Sauron (en el colegio se reían de él) se entera de que unos niños y un viejo han encontrado el anillo y se lo han quedado.
Envía a unos recaderos a buscarlo, pero los niños y el viejo, un buhonero y vidente vagabundo llamado Gandalf, huyen.

La mujer de Sauron cada vez está más cabreada, así que el tipo está entre la espada y la pared. Como tiene una ETT, alquila a un montón de peña para que vaya a Gondor a ver si aparecen los críos de los cojones.

Los niños se meten en un volcán y, entre risas, lanzan el anillo a la lava. Luego se vuelven a su casa, y nadie les castiga. Es más, el viejo les ríe las gracias.


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Comentario de texto:

1. Tolkien era un fanático de los desayunos. ¿"como mantequilla extendida sobre demasiado pan"? ¡Vamos, hombre!

2. Los elfos representan a la comunidad gay.

3. En la primera versión de la novela, Sauron consigue pillar a los críos, les da una somanta de azotes y se vuelve a poner el anillo, volviendo a la normalidad conyugal. Pero al editor no le gustó.

3 comentarios:

ciberado dijo...

jajajaja buenísimoooooo xdxd
Por cierto, hay quien ha visto en la entrada de la cueva de Ella-Laraña una metáforma sexual desvirgante.

Shadowman dijo...

Lo mejor desde "Teo desayuna" fijo.

:)

gabriel dijo...

la verdad la primera pelicula creo que si me gusto, pero ya las demas casi casi tiraba la baba porque me estaba durmiendo, estan las ultimas peliculas como cuando goku pelea contra algun enemigo que dira para acabar la pelea cantidad de capitulos, o sea una eternidad.

 
crítica de libros, literatura, clásicos